
Con los Wayward Dirt Serenaders en el ipod y compartiendo barrizal de salida con todo un Martín Fiz y decenas de Josus y Leires (la muchachada euskalduna bajó en masa al Valle de Mena), encaramos 9 kilómetros y medio de recorrido rural no limits, maravillados por el paisaje y la animación entusiasta de nuestros hermanos del norte. Igualito que por aquí, vaya.
Lástima de exceso de asfalto (imaginamos que en las primigenias ediciones de la carrera, esta debió transcurrir por terreno blando) y de camiseta técnica, únicos peros que poner a una carrera preciosa y de un alto nivel atlético (Martín quedó noveno, no les digo más) y humano.
Get rural, dude!!